domingo, 6 de febrero de 2011

El sábado con Tomada, escritores, editores y libreros



Este sábado 5 estuvimos con casi 100 editores, libreros, autores y amigos del mundo editorial en el bar Homero Manzi de San Juan y Boedo conversando con el compañero Carlos Tomada, quien conversó acerca de su visión de la ciudad, de la cultura y en especial del sector editorial.

También puso énfasis en el caracter crucial de las próximas elecciones en las que se dirimirán "dos modelos antagónicos", tal fue su definición. Y arrancó un gran aplauso cuando señaló que "en la historia argentina solo dos presidentes hicieron más de lo que prometieron en campaña: Perón y Néstor Kirchner. Pero solo un presidente siguió adelante con las transformaciones del país cuando la derecha y los sectores bienpensantes le aconsejaban dialogar, bajar un cambio, frenar un poco. Y ese presidente es Cristina Fernández de Kirchner."

Les dejo los links a las coberturas del encuentro que realizaron Télam y Noticias Urbanas.

2 comentarios:

  1. La Cultura en Buenos Aires
    Me pareció importante la reunión del Homero Manzi, debido a su focalización en temas culturales por parte de personas que trabajan activamente en el medio, este es un gran paso, ya que la Cultura cruza todas las actividades de nuestra vida, y en base a ella decidimos desde la comida que preparamos en casa, hasta decisiones sobre educación, adscripción a modelos económicos y políticos. Decidimos a quien votamos y cuales son las leyes que se formulan en el Congreso.
    Entonces, la pregunta que se va a intentar responder es: ¿Porqué es importante hablar de Cultura en la Ciudad de Buenos Aires?
    El abordaje de la planificación de gestión acerca de la Ciudad debe incluir, necesariamente temas culturales, y no solo porque la constitución de la Ciudad establece medidas de protección y preservación con respecto al Patrimonio Cultural e Histórico así como sobre el medio ambiente, sino porque la Cultura es la raíz de todo lo que hacemos..
    Estos temas están directamente vinculados a la vida de aquellos que viven en la Ciudad, e inciden directamente sobre la calidad de vida de las personas. Su intervención arbitraria y no consensuada, como sucede cuando priman leyes económicas de mercado vinculadas a la actividad privada, produce una pérdida de la riqueza cultural urbana, un alienamiento del habitante con respecto al paisaje ciudadano, paisaje que es resultado de una construcción colectiva e histórica que da cuenta de la identidad de los porteños.
    A veces parece un tema menor, una cuestión suntuaria, ocuparse de la Cultura, pero esto es producto de una construcción de la definición de cultura, según la cual esta está acotada a las expresiones valoradas por sectores sociales privilegiados económicamente, o interesados en distintos aspectos particulares, vinculados con emprendimientos inmobiliarios y turísticos privados.
    El alejamiento discrecional y arbitrario producido por la actual gestión entre los ciudadanos de buenos Aires y los ámbitos de toma de decisiones, privilegiando estos criterios del mercado turístico e inmobiliario, produjo proyectos destructivos del perfil identitario (un ejemplo es la extracción salvaje de adoquines, aun con la protesta pública de los vecinos y una ley por promulgar en la Legislatura), privación de espacios verdes, concesión y privatización de espacios destinados a la cultura, y recorte marcado de la posibilidad de decidir acerca del destino o el aspecto de lugares con alto contenido simbólico.
    En el campo de las expresiones culturales, prima la espectacularización de aquellas que no son suficientemente jerarquizadas como para llevarlas al escenario, salvo en momentos particulares (como el Carnaval), en donde la presentación de las murgas o las cuerdas de tambores funcionan como elementos atractivos, proveedores de ingresos para las empresas de turismo. El resto, lo que ni siquiera cabe en esta categoría, no existe, es invisibilizado, y por último hasta desaparece (palabra de tristes connotaciones).
    En esta batalla cultural, la intervención del Estado debe incidir en las garantías de derechos ciudadanos, no como facilitador empresarial o como parte interesada en conflictos en los que se considera exclusivamente la rentabilidad económica. El Estado es justamente la institución que debe destinar recursos en actividades que la economía privada considera “no rentables”: salud, educación, y garantía de derechos culturales entre otros; este es el rol del Estado en un mundo en que la globalización económica está acompañada de la globalización cultural, homogeneizando y eliminando diversidades en base a criterios exclusivamente económicos.

    Cristina Sottile

    ResponderEliminar
  2. gracias por todo lo enviado, lo escuche a Tomada en Canillitas, un jefazo politico, nos fuimos impactados, lo necesitamos, cuanto hacia que en la Capital no habia alguien asi, abrazo. nuestraaldea.blogspot.com

    ResponderEliminar